En algunas culturas hablar de “ocio” es hablar de
desorden, no productividad, pérdida de tiempo, etc., sin embargo, al dar una
vuelta por las primeras civilizaciones hay algunas, entre ellas los griegos,
conocidos por su dedicación a la educación, ciencias, filosofía y a quienes les
debemos el hecho de tener un tiempo para descansar; ellos llamaron a este
tiempo Skholé: “un estado de paz y contemplación creadora
en que se sumía el espíritu” y que terminaba en un proceso cognitivo, de
pensamiento, de conocimiento. Es decir que, el ocio era inicio de la
productividad y la creación y por ende un deber, un derecho adquirido y
necesario.
Al transcurrir el tiempo y con la influencia del imperio romano el “skhole” paso al latín “OTIUM”, entendido como un “tiempo de descanso, paz, tranquilidad, sosiego…”; entre los hallazgos históricos se encuentra que Cicerón menciona:
“es un tiempo de descanso del cuerpo y recreación del espíritu, necesarios para volver a dedicarse -una vez recuperados- al trabajo o al servicio público “.
Y es aquí, donde los romanos cambian el concepto griego, para ellos hablar de ocio era separado de las labores, de la productividad. Ellos consideraban el ocio como una pérdida de tiempo ya que este no generaba una recompensa. Los romanos se centraban mucho en trabajar y producir ganancias por lo que adaptaron la palabra NEG-OTIUM como lo que no es ocio, representando así toda actividad que genera frutos a su economía, que años posteriormente se convierte en el origen de la palabra NEGOCIO.
La historia nos muestra que las dos actividades el
OTIUM y el NEG-OTIUM avanzaron como dos líneas paralelas.
Entonces, ¿Cómo se logró convertir el turismo en un negocio?
Pues bien, en un principio cuando aún no se había establecido un concepto como tal de turismo, el OTIUM se llevaba a cabo con fines de sanación, peregrinación, evangelización en la edad media o como complemento de formación a través de visitas que buscaban generar más experiencias a los estudiantes que hacían parte de la burguesía en la edad moderna. Actividades que muchas no necesitaban dinero, puesto que por ejemplo, se tenía la obligación ciudadana de hospedar extranjeros, y en años posteriores eran solo asequibles para quienes tenían los medios de transporte, los contactos para albergarse en palacios o los recursos económicos para cubrirlos; actividades dadas de una manera natural, orgánica, sin estructura o sistema económico definido.
Todas estas prácticas hoy hacen parte de la historia, de los antecedentes del turismo; no obstante, estas actividades no se volvieron lucrativas y empresariales sino hasta 1851 cuando Tomas Cook decide crear la primera agencia de viajes llamada “Tomas Cook & son” viendo el gran potencial que tenía el OTIUM como NEG-OTIUM o el turismo como negocio.
En la actualidad este negocio es muy importante para un país o una región ya que ayuda al desarrollo económico y social. La industria turística ha sabido aprovechar el ocio, la recreación, el esparcimiento para responder a la necesidad natural del ser humano del descanso y generar beneficios a todos.
En conclusión, las actividades no empiezan de la nada, todo lleva su proceso de evolución. El negocio del turismo que tenemos hoy es muy próspero y ayuda en gran manera al desarrollo y crecimiento económico de una región. Pero como todo proceso evolutivo el ciclo continúa. ¿A dónde nos están llevando las actividades hoy? ¿Cuál es la tendencia de este siglo? Puedo ver que el “Skholé” está siendo resaltado nuevamente, reconocido y es algo que por ejemplo, el turismo de bienestar está aprovechando bien.
¿Seguimos evolucionando?
¿Volveremos en algún momento al punto de que sea
una necesidad básica y por ende gratuita para todos?
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